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12 de Septiembre 2022

Medio Ambiente, Marketing, Comercializacion

Términos Complementarios

Algo está cambiando en la relación empresas/medio ambiente. Cuidar el medio ambiente, controlando la composición de efluentes gaseosos, líquidos o residuos sólidos fue siempre (con algunas honrosas excepciones) tomado  como un gasto improductivo. Como mucho, como un gasto negativamente productivo: productivo en cuánto que evitaba sanciones de organismos oficiales ocupados del tema. El sano crecimiento de la preocupación ciudadana por los terribles efectos de la contaminación ambiental fue cambiando un poco y de a poco esta percepción. Sin embargo, las inversiones en el tema siguieron siendo consideradas un gasto, de ninguna manera una necesidad y menos aún una inversión. Otra vez, y es importante remarcarlo, con honrosas excepciones.

No se trata de poner en el banquillo acusatorio sólo a empresas privadas. Organismos y empresas estatales contaminan con frecuencia el ambiente.

Dijimos que algo está cambiando. En parte por un aumento de la conciencia social sobre el tema y una mayor preocupación de las empresas contaminantes ante esta conciencia. Es que lo que parecía o aparecía (por cierto en la literatura pero mucho más en el arte cinematográfico) como una distopía pavorosa pero distante comenzó a hacerse realidad.  Países arrasados por altas temperaturas con registros que superan todas las medias, todos los récords de la historia, a la vez atenazados por sequías, incontrolables incendios forestales, todo ello con crecientes víctimas mortales o al menos gravemente afectadas, inundaciones que arrasan cosechas, ciudades, etc. etc. La contaminación ambiental no va a perjudicar la sobrevivencia de la humanidad y el entorno en que ha surgido: eso YA ocurre. No es un pronóstico ominoso: es una realidad

Algunas empresas, tal vez muchas, han comenzado  a adaptarse. Adaptarse por temor a la rastra de los acontecimientos no es comprender. Sin embargo queremos señalar un hecho que, esperamos, no sea único y, en todo caso deseamos, no sea único

Una poderosa empresa multinacional ha cambiado, a tono con los tiempos, su publicidad. Ya no solo insiste en que sus productos son mejores y acaso más baratos sino que toma la decisión responsable poner el eje de su publicidad en la protección del medio ambiente. Proteger, no solo no perjudicarlo.

No se trata de un tema moral, lo cual no sería menor. Se trata de comprender que sus clientes, los consumidores, están muy dispuestos a comprar un determinado producto porque, más allá de sus cualidades, se fabrica respetando la naturaleza. Si la decisión de esta empresa marca tendencia, si es real su percepción acerca de que sus clientes eligen producción no contaminante como rasgo determinante de sus decisiones, estamos ante una revolución. Una revolución de costumbres, de cultura, de marketing ciertamente

Es nuestro deseo y como empresa dedicada a la protección medioambiental, estamos como siempre en primera fila en esa lucha.

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