Este sitio web utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario. Mediante el uso de nuestro sitio web usted lo acepta, de acuerdo con nuestra política de privacidad.

OK
01 de Junio 2021

El agua como materia prima:

Suiza está preocupada por su oro azul

En Suiza, país que cuenta con grandes reservas acuíferas, todos los hogares tienen acceso en todo momento al agua potable. Pero ¿qué tan puro es este “oro azul”? Resulta que el “arca de agua de Europa” empieza a presentar fisuras.

Suiza es pobre en recursos naturales, pero rica en agua. No en vano nuestro país suele considerarse el “arca de agua de Europa”: aquí no sólo nacen el Rin y el Ródano, que desembocan, respectivamente, en el Atlántico y el Mediterráneo, sino que los ríos y arroyos suizos alimentan también a gigantes europeos como el Po, el Danubio y el Adigio. Además, los lagos y el subsuelo suizos encierran enormes reservas de este oro azul. Aunque el cambio climático nos traiga veranos secos, derrita los glaciares y agote algunos manantiales de importancia local, las precipitaciones seguirán siendo el principal recurso hídrico de Suiza. Los mantos freáticos se recargan esencialmente gracias a las lluvias de invierno.

Cada año en Suiza caen del cielo, en promedio, 60000 millones de metros cúbicos de agua, lo que equivale al volumen de agua que albergan los lagos de Constanza y de los Cuatro Cantones juntos. Desde un punto de vista cuantitativo, el abastecimiento de agua no parece estar amenazado en Suiza; pero no puede decirse otro tanto de la calidad de este oro azul, que es cada vez más cuestionable.

Restos de pesticidas en el agua potable

El 80 por ciento del agua potable suiza proviene de manantiales y del manto freático; el 20 por ciento restante, de los lagos. El mayor volumen de aguas subterráneas se encuentra bajo la superficie de los valles y de las fértiles planicies de la meseta suiza, donde se cultivan hortalizas y cereales. En estas tierras agrícolas de explotación intensiva, desde hace décadas se usan pesticidas que son objeto de controversia. El ejemplo más reciente es el fungicida clorotalonil, ingrediente activo de algunos productos fitosanitarios que, desde los años setenta, se pulverizan sobre las tierras de cultivo para combatir los hongos.

En el punto de mira de las dos iniciativas pendientes se encuentra ante todo la agricultura y su uso de pesticidas. La asociación de agricultores suizos advierte que, sin pesticidas, la producción agrícola se reduciría en un 30 por ciento.

Esta sustancia está prohibida desde 2020, después de que las autoridades la declararan potencialmente peligrosa para la salud. Su fabricante, Syngenta, niega rotundamente que pueda ser cancerígena. El consorcio agroquímico logró por la vía judicial que la Oficina Federal de Agricultura retirara esta mención de su página web, hasta que el Tribunal Supremo Federal emita un fallo definitivo.

Sin embargo, la prohibición del clorotalonil no basta para resolver el problema de la calidad del agua potable, ya que las sustancias de degradación de este pesticida (metabolitos) continuarán afectando el agua freática durante años. De acuerdo con la normativa federal, ese tipo de sustancias “relevantes” no debe superar los 0,1 microgramos por litro de agua potable. Pero eso es exactamente lo que ocurre en las zonas de agricultura intensiva de la meseta suiza, como en el cantón de Soleura: “En las planicies del valle, se rebasa el valor máximo en casi todas las tomas de agua, y en algunos casos se miden valores hasta veinte veces más elevados”, constata Martin Würsten. Desde que está jubilado, el antiguo Director de la Oficina de Medioambiente de Soleura participa en la agrupación “4aqua”: esta asociación, que reúne a decenas de especialistas en materia de agua y medioambiente, pugna por conferir al agua “una voz política que se sustente en hechos”.

Un millón de habitantes afectados

A esta voz, opina Würsten, no se le ha prestado suficiente atención en las últimas décadas.

Mientras que se han logrado enormes avances en la depuración de aguas residuales, la importante contaminación de las aguas freáticas debida a las actividades agrícolas casi no ha mejorado en los últimos veinte años.

Würsten subraya también que pocos de los pesticidas empleados en los campos han sido objeto de análisis tan detallados como hace poco el clorotalonil. El motivo: “Lo que hoy aún no se considera relevante para la salud, lo será mañana”. Por ello, los especialistas de “4aqua” exigen, entre otras cosas, mayor transparencia y control en la autorización de pesticidas sintéticos. En Suiza se usan actualmente cerca de 370 sustancias activas.

En la meseta suiza, casi un millón de personas se abastecen de agua potable que está contaminada con pesticidas y no cumple, por lo tanto, las normas de la legislación alimentaria. Las autoridades concedieron a los proveedores de agua potable un plazo de dos años para reducir los residuos de clorotalonil a un valor inferior al máximo permitido. Esto puede lograrse diluyendo el agua, es decir, añadiéndole agua no contaminada. Una asociación de proveedores del Seeland bernés se propone eliminar los residuos mediante un innovador filtro. Según Martin Würsten, esto solo soluciona el problema en parte, ya que contraviene el principio de que en Suiza el agua freática no debe someterse a costosos tratamientos.

Dos iniciativas en las urnas

Por tal motivo, Würsten y sus compañeros de “4aqua” respaldan la iniciativa sobre el agua potable, que se votará el 13 de junio. Esta iniciativa popular, promovida por un comité de ciudadanos independientes, exige que en el futuro solo se concedan subvenciones gubernamentales a aquellos agricultores que desistan de usar pesticidas, pero también de administrar antibióticos a sus animales de cría. Al mismo tiempo se votará en junio la iniciativa “Por una Suiza libre de pesticidas sintéticos”, que persigue la prohibición total de esos pesticidas en Suiza. De ser aprobada, la prohibición se aplicará también a la importación de alimentos producidos mediante el uso de pesticidas sintéticos.

Para la asociación de agricultores suizos, ambas iniciativas son excesivas, ya que dificultarían o, incluso, imposibilitarían la producción nacional y regional. La renuncia total a los pesticidas en la agricultura conllevaría una disminución de la producción de al menos un 30 por ciento. La asociación de agricultores advierte incluso que, en un futuro, prácticamente no se podrían cultivar en Suiza patatas, colza ni remolacha azucarera. No todos los agricultores comparten tales temores. Por ejemplo, Bio Suisse, organización marco de productores ecológicos, apoya la iniciativa sobre los pesticidas, debido a que coincide con los valores básicos de la agricultura ecológica. En cambio, esta organización es más escéptica ante la iniciativa sobre el agua potable, que exige que los agricultores solo estén autorizados a criar tantos animales como puedan alimentar con los piensos que ellos mismos producen, lo que podría suponer un problema para las granjas ecológicas más pequeñas.

El Consejo Federal y la mayoría del Parlamento recomiendan a los votantes rechazar ambas iniciativas. Desde su perspectiva, las iniciativas perjudican la agricultura y ponen en peligro la seguridad alimentaria de Suiza. En cuanto a los pesticidas, el gobierno prometió mejoras en el marco de la política agraria, a partir de 2022. Sin embargo, el Consejo de los Estados suspendió el paquete agrario y, en cambio, se mostró dispuesto a mejorar la protección del agua freática a través de medidas moderadas. Con ello, el Parlamento pretende minar el terreno a las iniciativas, en previsión de una campaña electoral que promete ser muy emocional. De cualquier manera, la votación del 13 de junio será, más allá del debate sobre el agua potable limpia, un plebiscito en torno al futuro de la agricultura suiza.

Nuestra agua de cada día

142 litros de agua potable es la cantidad diaria que consume cada habitante de Suiza en su hogar; más de la mitad corresponde a la ducha, la bañera y la cisterna del inodoro. En Suiza, el consumo total de agua per cápita —incluidas la agricultura, la industria y el comercio— ha disminuido de forma constante en las últimas décadas: de 500 litros por persona en los años 1970, a los casi 300 litros actuales. Esta reducción se debe a las tecnologías que ahorran agua en el hogar y al traslado de numerosos establecimientos industriales al extranjero. Cada año, los proveedores de agua suizos extraen casi mil millones de metros cúbicos de agua.

Fuente: Swiss Community, Org. de los Suizos en el Extranjero (OSE)

← VOLVER AL LISTADO
Copyright Ecopreneur 2019 - Todos los derechos reservados - Diseño y desarrollo: Creatica.com.ar